Las naciones se lanzan a guerras fratricidas, entre tanto, otras se amenazan mutuamente, estas y muchas cosas más están a la vista y no pueden negarse, pero honestamente podemos preguntar: ¿Por qué todo esto? ¿No es el hombre una criatura inteligente, que puede enmendar su comportamiento? Decimos que su inteligencia es relativa ya que es capaz de pisar la luna, de construir los aparatos más sofisticados, transplantar con éxito el corazón y muchas cosas más, pero cuando se trata de buscar a Dios legítimamente, muestra su ignorancia extrema, buscándolo por variadas sendas y no por el camino único que revela la Biblia.
Millones se lanzan por la vía del ocultismo con sus variadas manifestaciones: en
la astrología y su influencia (según ellos) en todo hombre, Cartomancia,
(adivinación del futuro mediante cartas), Quiromancia (lectura de las manos),
Onitomancia (por sueños), Radiestecia (pronóstico mediante vara o péndulo),
Hipnotismo (para lograr datos por medio del psiquis, Mermerismo y su relación
con magia blanca o negra, asimismo adoración a las almas de los difuntos,
Hinduísmo, (la creencia en la reencarnación y otros conceptos), Budismo (la impermanencia
o transmigración del alma: se nace, se vive, se muere para volver a vivir y
esto eternalmente), el Satanismo (culto directo. y público a Satanás), o por la
Cristiandad con mucha apariencia de piedad pero negando la eficacia de ella
mediante sus hechos negativos, etc., etc,
Por
estas sendas y otras, se encuentra el ser humano revelando así su ignorancia y
su desprecio al verdadero camino, por donde puede salir de su innegable ruina,
Nuestro Señor Jesucristo dijo: “Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida, nadie
viene al Padre sino por mí”, y dice el Espíritu Santo: “La sangre de
Jesucristo, su Hijo (de Dios) nos limpia de todo pecado” (Evang. según San Juan
14:6, j9 Juan 1:7).
De modo que en
Jesucristo nuestro Señor tenemos el único camino, y en su sangre, el único
remedio contra el pecado, y en consecuencia la libertad gloriosa de esta larga
cadena de maldad que constituyen esta progresiva pesadilla que vive actualmente
la humanidad. Por lo tanto, Dios te dice: “Despiértate tú que duermes y
levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”.
Autor: H.
Gil R. Edición y Montaje: Obed Medina.
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