viernes, 7 de septiembre de 2012

Yo soy Jesús, a quien tu persigues


HCH.26.15
Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
 
La persona de Jesús o Cristo, era una promesa conocida como el mesias, luego fue manifestado en carne, vivio entre los hombres, murio por el pecado de muchos, al tercer día resucitó y hoy esta a la distra de Dios, vivo, intercediendo por todos aquellos que creen en él, de corazón, le confiesan delante de los hombres y viven en él y por él...

 
Jesucristo es la figura principal del cristianismo, nació en Belén de Judea. Jesús fue el Hijo de Dios encarnado y concebido por María, la mujer de José, un carpintero de Nazaret. El nombre de Jesús se deriva de la palabra hebrea Joshua, que completa es Yehoshuah (salvador); y el título de Cristo, de la palabra griega christos, a su vez una traducción del hebreo mashiaj (‘el ungido’), o Mesías. Los primeros cristianos emplearon Cristo por considerarle el libertador prometido de Israel; más adelante, la Iglesia lo incorporó a su nombre para designarle como redentor de toda la humanidad.
 
Las principales fuentes de información sobre su vida se encuentran en los Evangelios, la biblia. Las epístolas de san Pablo y el libro de los Hechos de los Apóstoles también aportan datos interesantes.


En compañía de sus discípulos, Jesús viajó a los pueblos y aldeas para proclamar la llegada del Reino de Dios. Cuando los enfermos de cuerpo o espíritu se acercaron a él en busca de ayuda, los curó con la fuerza de la fe.

Insistió en el amor infinito de Dios por los más débiles y desvalidos, y prometió el perdón y la vida eterna en el cielo a los pecadores siempre que su arrepentimiento fuera sincero. La esencia de estas enseñanzas se encuentra en el sermón de la montaña (Mateo 5,1-7), que contiene las bienaventuranzas (5,3-12) y la oración del Padrenuestro (6,9-13).

El énfasis de Jesús estuvo en la sinceridad moral más que en la observancia estricta del ritual judío que enseñaban los fariseos, por la Ley, o Torá.
En el mar de Galilea (Jn. 6,15-21), pronunció un sermón en el que se proclamó “pan de la vida” (Jn. 6,35). Este sermón, que hace hincapié en la comunión espiritual con Dios.
 
Los sermones que pronunció y los milagros que realizó en esta época, en particular la resurrección de Lázaro en Betania (Jn. 11,1-44), además enseño a sus discípulos y demás personalidades que se acercaban él: el amor al prójimo, el hacer buenas obras, honrar a nuestros padres, evitar las palabras y conversaciones deshonrosas, ayudar a los desvalidos y viudas, la deshonra que es para el hombre dejarse crecer el cabello y a la mujer cortárselo, el orar por los dirigentes políticos y autoridades, entre muchas otras ordenanzas para que el cristiano se diferenciara del resto del mundo, como su seguidor...

Además estableció directamente a sus discípulos la Cena del Señor
MT.26.26 al 28
Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

1 CO.11.24 al 26
y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

Y prometió a todo aquel que cree en él
LC.12.8
Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios.
 
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